“Olvidarse” y “subestimar” son las principales razones de la pérdida de datos en todo el mundo. En mi último viaje, estaba en la sala de un aeropuerto cuando encontré unas interesantes tabletas que funcionaban con Android, integradas con un teclado externo y que estaban conectadas a Internet y a disposición del público.
Como en otros casos, realicé una revisión rápida de los archivos descargados, los sitos web más visitados y el historial de navegación, y encontré una larga lista de información personal. Estos son algunos ejemplos:
- Acceso vía OWA a un correo electrónico corporativo de un banco latinoamericano.
- Archivos médicos de hospitales españoles.
- Ofertas comerciales con información bancaria personal de un servidor.
- Información personal de viajes con nombres completos, números de documento, números de viajeros frecuentes y destino de los vuelos.
- Un control de auditoría lanzado por un gobierno latinoamericano para las compañías locales.
No revisé si la función del navegador “guardar contraseñas” estaba activada. ¡Imagínate si lo estaba! Tampoco me fijé en las cookies guardadas. De todos modos, sólo con lo que vi, ya se había expuesto suficiente información personal.
Muchas personas no son muy buenas protegiendo su información personal en PCs comunes, mucho menos en tabletas. A menudo, no saben dónde se descargan los archivos y no tienen idea de cómo borrarlos después.
¡Me pregunto cuánta información personal se expone de esta manera en aeropuertos de todo el mundo! Sin duda esto da una gran ventaja a los cibercriminales que saben emplear la ingeniería social, y es un gran dolor de cabeza para los encargados de seguridad de las compañías que tienen que entrenar a los empleados. Otro punto importante es que, cuando se hacen viajes de negocios, quienes viajan casi siempre son los gerentes o personas de alto rango, por lo que la información filtrada no sólo puede comprometer su identidad, también pone en juego los secretos de la compañía.
Centros públicos de filtrado de datos