El gobierno chino ha comenzado a implementar una controversial medida para mantener a sus ciudadanos alejados del contenido nocivo de la red: fotografiarlos al ingresar a cibercafés.
Hasta mediados de diciembre, todos los cibercafés de Beijing deberán contar con un equipo para fotografiar a sus clientes y escanear sus documentos de identidad.
14 distritos y condados de Beijing y 1.500 cibercafés ya cuentan con este equipo, llamado “Equipo Registrador de Clientes de Cibercafés de Beijing”.
Después de tomarse la fotografía y presentar sus documentos, se asigna a los clientes un nombre de usuario y contraseña únicos para ingresar a la red.
Esto evita que los internautas tengan que repetir el trámite y permite al gobierno registrar su actividad en Internet.
El gobierno municipal de Beijing guarda la información recolectada en una base de datos que contiene las fotografías, identificaciones y registros de la actividad en Internet de cada usuario.
El gobierno chino espera que esta medida intimide a sus ciudadanos y evite que publiquen y descarguen contenido ilícito y peligroso.
Asimismo, se espera que esto frene el cibercrimen y proteja a los ciudadanos, en especial los menores de edad, de las amenazas de la red.
Sin embargo, esta medida también ha sido muy criticada por su obvia invasión a la privacidad de los usuarios.
En la actualidad la actividad virtual de los internautas chinos está bastante restringida, pero al parecer no lo suficiente para el gobierno de China.
Los internautas enfrentan penas de cárcel y multas por discutir temas relacionados con la secta religiosa Falun Gong y el conflicto entre China y Tíbet.
El año pasado, China censuró 18.000 sitios en sólo 6 meses porque consideraba que su contenido era inapropiado.
El gobierno chino fotografía a los internautas en nombre de la seguridad