El hacker británico acusado de haber irrumpido en ordenadores de la Nasa y del ejército estadounidense ha presentado una apelación ante la casa de los Lores para evitar su extradición a los Estados Unidos.
Las autoridades británicas arrestaron a Gary McKinnon en 2002, acusándolo de haber llevado a cabo la “mayor intrusión a una red militar que se haya visto jamás”.
El año pasado, Gran Bretaña concedió a Estados Unidos su petición de extraditar a McKinnon para ser juzgado en una corte estadounidense.
Sin embargo, este lunes, los abogados de McKinnon apelaron esta decisión y acusaron a las autoridades estadounidenses de haber tratado de forzar a su cliente a declararse culpable y aceptar la extradición usando “amenazas indebidas”.
Según los abogados de McKinnon, en 2003 las autoridades estadounidenses le dijeron al acusado que si se declaraba culpable de irrumpir en las redes estadounidenses y aceptaba la extradición de forma voluntaria cumpliría una condena de hasta 46 meses en una prisión de mínima seguridad y cumpliría la mitad de su sentencia en el Reino Unido.
Pero, si no aceptaba la oferta, lo “amenazaron” con tratar su caso como si fuera de terrorismo, aumentando su condena a hasta 60 años en una prisión estadounidense de máxima seguridad, sin derecho a volver a Europa.
Además, Pannick aseguró que un fiscal de Nueva Jersey había dicho que quería ver “frito” al acusado, refiriéndose a la silla eléctrica.
Aunque dos jueces dijeron que la apelación no tenía bases sólidas, los Lores la evaluarán y responderán en alrededor de dos semanas.
Gary McKinnon es un analista de sistemas de 44 años nacido en Glasgow, Escocia. Se lo acusa de haber irrumpido en 97 ordenadores de poderosas entidades de Estados Unidos, incluyendo los de la Nasa, el Pentágono y el ejército estadounidense.
Se cree que McKinnon realizó los ataques desde un ordenador con baja velocidad de conexión en la casa de la tía de su novia, al norte de Londres. Se calcula que su ataque causó pérdidas de alrededor de 904.000 dólares.
McKinnon admitió haber irrumpido en los ordenadores estadounidenses, pero justificó sus acciones diciendo que había actuado guiado por la simple curiosidad y culpando a la inseguridad de los sistemas que atacó.
Hacker apela su extradición alegando haber sido víctima de abusos y amenazas