Un cibercriminal neozelandés que trató de extorsionar a un profesor estadounidense y que utilizaba programas nocivos para robar a los usuarios de Internet ha sido condenado a cinco años en prisión.
La Corte Suprema de Auckland encontró culpable de cinco cargos de chantaje y fraude (con el uso de ordenadores) a Thomasz Grygoruk, un joven de 22 años de edad.
Durante cinco años, Grygoruk envió miles de correos masivos que incitaban a los usuarios a ingresar sus datos personales y bancarios a sitios web fraudulentos.
Tras recolectar los datos de sus víctimas, Grygoruk creaba tarjetas magnéticas con las que retiraba dinero de cajeros automáticos. Así, Grygoruk utilizó los datos de miles de usuarios desprevenidos para conseguir entre 190.000 y 290.000 dólares.
Además, el joven estuvo involucrado en un incidente que hizo que el FBI se aliara con las autoridades neozelandesas para buscarlo.
En aquella ocasión, Grugoruk ingresó a la cuenta de correo electrónico de un profesor de Pensilvania para tratar de extorsionarlo. El delincuente exigía 10.000 dólares a cambio de mantener en secreto una supuesta relación entre el profesor y un alumno menor de edad.
Grugoruk amenazaba con delatar al profesor ante las autoridades y los medios de comunicación si se negaba a pagar. Futuras investigaciones determinaron que el profesor no tenía ninguna relación inapropiada con su alumno.
La víctima contactó al FBI que, para dar con el paradero del delincuente, hizo pasar a uno de sus agentes por el contador del profesor. Además, envió a un delegado a Nueva Zelanda para que ayudara con la investigación.
Simon Mount, un fiscal a cargo del caso, indicó que el ataque había estado muy bien planeado, lo que se reflejaba en su alto nivel de sofisticación. También explicó que Grugoruk había confesado crímenes que la policía desconocía, lo que le ayudó a mitigar su sentencia.
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