Ayer una corte neozelandesa dejó en libertad a un joven que admitió haber cometido varios crímenes en Internet.
Owen Thor Walker, de 18 años, solo deberá pagar una multa de $5.000 y una indemnización de $9.526 a la Universidad de Pennsylvania por los daños que le causó.
Se acusaba a Walker, alias “AKILL”, de controlar una red zombi conformada por millones de ordenadores infectados.
Empresas publicitarias pagaban a Walker para que instalara adware en los ordenadores de los usuarios de Internet usando su red zombi. Así, Walker ganó casi 40.000 dólares en comisiones.
Aunque Walker estuvo involucrado en una gran cantidad de ataques virtuales y robó millones de dólares a sus víctimas, la policía sólo pudo cuantificar los daños que causó a la Universidad de Pennsylvania.
En aquella ocasión, Walker, con la ayuda de un estudiante de la universidad, lanzó un ataque de negación de servicio a la institución, causándole pérdidas de 13.000 dólares.
En abril, Walker se declaró culpable de posesión de programas delictivos y de haber irrumpido en ordenadores con oscuros propósitos, dañado un sistema de ordenadores y accedido a sistemas sin autorización.
Walker gastaba el dinero que ganaba equipando su ordenador y mejorando el negocio de sus padres. Sus padres sabían que su hijo trabajaba en Internet pero no sospechaban que estaba involucrado en negocios ilícitos.
Hacker neozelandés elude la pena de prisión