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La seguridad informática en 2030: sólo los humanos seguirán siendo los mismos

Hace 23 años la prensa informaba sobre uno de los mayores ataques de hackers en la historia de EE.UU. En este contexto, Clifford Stoll publicaba su libro The Cuckoo’s Egg que se convertiría en un clásico de la literatura informática. En ese mismo año, Tim Berners-Lee inventaba la World Wide Web, Intel lanzaba su flamante procesador 486 de 25 MHz y caía el Muro de Berlín. Pero en esos tiempos la informática estaba confinada en pequeñas comunidades de ridiculizados geeks, de manera que 1989 quedó en la memoria colectiva como el año de la caída del muro. Todo lo demás pronto cayó en el olvido.

Más de dos décadas después, los ordenadores no sólo ganaron la aceptación social, sino que gracias a Apple se convirtieron incluso en símbolo de estatus. Hoy en día, si alguien va a una biblioteca en búsqueda de información, realiza una transacción en el banco, o mantiene correspondencia postal, lo hace de forma individual: en nuestro ambiente profesional es casi imposible evitar el uso de los motores de búsqueda, de la banca virtual y del correo electrónico.

¿Cuál será el impacto de este desarrollo en nuestras vidas a largo plazo? Queda claro que cualquier intento de predecir el escenario de la seguridad informática para el año 2030 tendrá que ser un pronóstico de la seguridad y de la sociedad en general. La informática hoy es casi omnipresente y su alcance no cesará de expandirse en el futuro.

Dando grandes pasos hacia el futuro

Las futuras generaciones se referirán al 2012 como el año en que terminó la hegemonía de los ordenadores tradicionales, irónicamente, a manos de la misma compañía que estaba inseparablemente ligada con ellos: Microsoft. Como Apple y Google, el gigante Windows está optando por un enfoque de múltiples dispositivos: teléfonos inteligentes, tabletas y cada vez más televisores con sistemas operativos incorporados están desafiando de forma sostenida el dominio tradicional de los PCs. Almacenamiento en la nube en lugar del disco duro en el ordenador de escritorio, aplicaciones en App Store en vez de descargas desde sitios dudosos… Los tiempos están cambiando y hasta las cámaras analógicas han pasado al olvido gracias a los dispositivos digitales, que a su vez, poco a poco, van siendo sustituidas por las sofisticadas cámaras incorporadas en teléfonos inteligentes. No cabe duda de que las películas analógicas, las cámaras digitales y los PCs seguirán existiendo dentro de diez años, pero sus días de gloria han quedado atrás. Con este escenario de fondo, no sería de extrañar que dentro de cinco años los smartphones se vean desplazados de su actual trono de imprescindible juguete tecnológico por las gafas de realidad aumentada que ya están empezando a ponerse de moda entre los usuarios de alta tecnología.

Estas gafas son dispositivos ópticos especiales que traen incorporados una cámara, una pantalla y un ordenador. La característica especial de la realidad aumentada es que para el usuario las imágenes de la realidad y las generadas por el ordenador aparecen juntas. Gracias a una cámara permanentemente activada y a la función de reconocimiento de rostros, los usuarios con mala memoria para los nombres ya no se pondrán en aprietos ya que tanto el nombre como la edad y la profesión de la persona con la que se encuentran aparecerán automáticamente junto a su rostro. En las vacaciones, los menús en otros idiomas se remplazan por una versión traducida. Y si uno se pierde, podrá recurrir al sistema de navegación peatonal para proyectar virtualmente la ruta sobre el pavimento por el que se camina. Además, se creará automáticamente un diario multimedia basado en el flujo continuo de datos de la cámara, del micrófono y del GPS. No hay que impacientarse, pues para 2013 Google tiene previsto desarrollar sus Google Glasses para después fabricarlas. Esta fusión del mundo real y el virtual va a cambiar tantas cosas durante los próximos años que no podemos subestimar la importancia de este avance.

Pero cuando se trata de tecnología, siempre hay un lado oscuro; con millones de personas caminando con cámaras activadas permanentemente, ya no existirá la privacidad más allá de las paredes de nuestras casas. La sociedad se controlará a sí misma y queda por ver si y cómo se podrá establecer un equilibrio entre la tecnología y la privacidad. La desactivación automática de las cámaras en determinados lugares es una opción para la que Apple ya ha reclamado una patente.

Otro problema es que incluso las mentes más preclaras podrán usar sólo la información que esté disponible. Como reza el dicho, ver para creer. Imaginemos una función activada de realidad aumentada que induce al usuario a pensar que el restaurante al que se dirigía está infestado con cucarachas; obviamente, preferirá ir al restaurante de enfrente, ¿no es verdad? Ya hemos visto cómo, en cuanto a la clasificación de hoteles en Internet, “clientes” pagados pueden manipular estas “opiniones” ; pero nos siguen engañando. Entonces la industria de la publicidad estará muy interesada en “optimizar” nuestra realidad según su conveniencia. Sería muy peligroso si se hackea todo el sistema para que el usuario no se dé cuenta de que está viviendo en un mundo ficticio que nada tiene que ver con el mundo real.

Por supuesto, el futuro conlleva mucho más que sólo la realidad aumentada. Pero incluso si dejamos de lado temas fascinantes del futuro como la nanotecnología, la investigación genética o las impresoras 3D de alimentos, nadie se aburrirá puesto que la tan pregonada Inteligencia Artificial está más próxima que nunca en convertirse en una realidad. En 1997, el Deep Blue de IBM derrotó al ruso Garry Kasparov 3.5-2.5 (el campeón mundial de ajedrez había logrado ganar la partida jugada el año anterior), pero su éxito descansaba en un enorme poder de procesamiento en vez de una verdadera inteligencia. Sin embargo, en 2001 IBM lanzó el increíble ordenador Watson que venció al ganador de 74 versiones de Jeopardy, un juego de preguntas y respuestas. Esta victoria se debió a la tecnología de procesamiento de lenguaje que se ha ido perfeccionado con el transcurrir de los años y a algoritmos capaces de obtener de forma independiente nuevos hallazgos en base a los datos disponibles. En ese mismo año, Apple sacó Siri, un asistente digital imperfecto pero que marcó una tendencia. Como se esperaba, Google ha entrado al ruedo para desarrollar el sistema operativo más inteligente. Al mismo tiempo han comenzado muchos otros proyectos, con financiamiento parcial de la Unión Europea, con el objetivo de emular en un ordenador un cerebro humano completo. Tanto si se crean asistentes digitales o cerebros artificiales, los investigadores tienen la voluntad y el apoyo financiero para embarcarse en esta gran travesía.

En definitiva, estamos buscando nada menos que la completa autonomización de nuestro medioambiente: robots domésticos, autos e incluso casas. El Google Car ya ha obtenido su licencia en el estado de Nevada este año, convirtiéndose así en el primer vehículo motorizado en ser reconocido como capaz de autoconducirse sin intervención humana. También se han dado grandes avances en el campo de la investigación robótica: hace poco, la agencia norteamericana DARPA presentó un robot llamado Cheetah que corre a 45 km/h, es decir, más rápido que cualquier ser humano. Cuando estos robots estén animados por una genuina inteligencia artificial, las escenas de las películas de ciencia ficción podrían volverse una realidad. Si esto nos conmueve o no, eso ya depende de cada uno.

Todo cambia

Modelo discontinuado

Solución para el futuro

Televisión, PCs, portátiles, tabletas y teléfonos inteligentes Gafas y pantallas de realidad aumentada disponibles en todas partes, desde relojes hasta paredes
Software, películas y música que se venden “en una caja” Contenidos en la nube, precios según la frecuencia de uso
Consolas de video juegos Mundos de juegos virtuales accesibles desde cualquier tipo de ordenador
Automóviles de control manual Sistemas de transporte completamente automatizados
Dinero en efectivo Sistemas de pago digital
Educación escolar Enseñanza individualizada con sistemas inteligentes, perfectamente ajustados a las habilidades de cada estudiante
Trabajadores Robots

El mundo en 2030

¿Cómo será entonces la vida en el futuro? Los dispositivos de realidad aumentada remplazarán ampliamente a los hoy tan populares smartphones. El impresionante progreso para conectar directamente los chips de ordenadores con los nervios ópticos permitirá que los ciegos accedan a la realidad aumentada. Y los videos más populares en el You Tube del futuro serán películas caseras 3D, incluyendo ilimitados ángulos de vista y profundidad de campo completamente ajustable. Las tradicionales consolas de juegos desaparecerán. En su lugar, universos virtuales creados por enormes sistemas informáticos que estarán distribuidos en varias ciudades, instalados parcialmente en los sótanos de edificios de apartamentos para acortar las distancias de transmisión. Una gran oportunidad para los creadores de mundos de juegos interesantes que ofrezcan sus productos a otros jugadores y que paguen mediante un sistema de suscripción o un derecho de admisión.

Para esto serán necesarios ordenadores extremadamente poderosos. La regla dice: cuanto más pequeños son los transistores en un procesador, mayor es la velocidad. Con cada paso hacia la miniaturización, Intel y otras compañías se están acercando a los límites de lo que es físicamente factible. Por otra parte, los desarrolladores de procesadores han demostrado en repetidas ocasiones su creatividad, por lo que también es posible un aumento masivo del número de núcleos en cada chip. Hoy en día, se prevé que la capacidad de procesamiento de los modernos ordenadores se duplique cada 18 meses, sin que cambien los precios. Esto significaría que dentro de 18 años los ordenadores serían cuatro mil veces más rápidos que los de hoy. En teoría, los ordenadores domésticos podrían ser más poderosos que el superordenador Watson de IBM (para los amantes de la tecnología: 2880 núcleos de procesamiento Power7 de 3,55 GHz cada uno), a un precio comparable al de un portátil de hoy en día. Sería posible crear la primera película Toy Story en un ordenador doméstico, en tiempo real y con resolución de cine, y la primera simulación computarizada del genoma más simple conocido, Mycoplasma Genitalium, que hace pocos meses se celebró como un hito científico, podría realizarse en las aulas escolares.

Se estima que la tecnología informática quantum, de la que tanto se habla, habría madurado para 2030. Considerando el estado actual del conocimiento, no será posible resolver cada problema informático típico con un puñado de bits quantum, pero la decodificación de la sólida criptografía RSA (aplicada, por ejemplo, en la seguridad del correo electrónico y en las transacciones bancarias online) podría ser una realidad dentro de 24 años.

Sin embargo, no hay duda que los rootkits, troyanos y ataques phishing seguirán siendo un gran dolor de cabeza en los años venideros ya que los ciberdelincuentes se irán concentrando más en los servidores que en los dispositivos. Esto se debe a la aparición de más vulnerabilidades en ambientes complejos, y es razonable asumir que los sistemas operativos de las tabletas y de los teléfonos inteligentes se “purgarán” en de los próximos años, y que el conjunto de la codificación migrará hacia la nube, y por ende, al servidor.

Por supuesto, en el futuro no sólo las consecuencias financieras de los virus informáticos serán graves. La detección del gusano saboteador conocido como Stuxnet en el año 2010 confirmó las sospechas de que los programas maliciosos también podrían servir a fines políticos. La continua militarización del ciberespacio producirá legiones de autores profesionales de programas maliciosos puesto que la creación de troyanos y el lanzamiento de ataques en la web están legitimados e incluso promovidos por algunos estados.

Singularidad

Tan inesperada como la aparición de esta tendencia puede ser su final; los humanos que trabajan para crear nuevas amenazas contra la seguridad podrían verse desbancados por máquinas que combatan contra máquinas. Es aquí donde el progreso de la inteligencia artificial podría resultar crucial. La palabra mágica es “singularidad” que se usa en estudios del futuro para describir el punto en el tiempo en el que los ordenadores serán lo suficientemente inteligentes como para desarrollarse independientemente sin intervención de los humanos. Suena increíble y todavía existe una gran controversia entre científicos sobre cuándo, o en realidad si, llegaremos a ese punto. Yo creo que se llegará a ese punto en unos 10 a 15 años.

Incluso hoy nos resulta difícil seguir el impresionante y veloz ritmo con el que se dan los cambios tecnológicos. Pero cuando se llegue a la singularidad, este ritmo volverá a acelerarse considerablemente; es como si el hombre prehistórico hubiese descubierto el fuego a la hora del desayuno, se hubiese catapultado a la Edad Media a la hora del almuerzo, hubiese presenciado la revolución industrial por la tarde, y hubiese llegado a la era de la informática a la hora de la cena.

Nuestra mente y nuestros sentidos, desarrollados durante millones de años por la delicada mano de la evolución, se verían, en un abrir y cerrar de ojos, expuestos a las tecnologías de generaciones más allá de nuestro desarrollo biológico.

Ahora, la asistencia técnica no tiene nada de malo, aunque nuestros ancestros ciertamente se aprovecharon de los analfabetos cuando se inventó el lenguaje escrito. Desde hace unos cuantos años los motores de búsqueda y los servicios como Wikipedia han dado un gran impulso al procesamiento de la información. Pero hay algo que aún sigue vigente y es que es el hombre el que maneja los hilos, mientras que el ordenador presta su potencia técnica para realizar la tarea que se le pida. Pero si permitimos que nuestras vidas se optimicen por completo a través de sistemas de asistencia digital, entonces se revertirá el equilibrio del poder. Cualquier intento por retomar el control de la mente humana inevitablemente causará pérdidas de eficiencia.

Después de cierto punto, los sistemas inteligentes podrían llegar a ser tan superiores a nosotros que ya no podríamos comprender los mecanismos y las razones del consejo que una vez nos dieron. Seríamos como niños que confían ciegamente en sus madres porque no les queda otra opción, la diferencia es que los niños crecen y ya, como adultos, pueden mantenerse de pie. La humanidad podría quedar dependiente de los ordenadores por el resto de su existencia.

Incluso si los próximos años son relativamente tranquilos, tenemos que empezar a pensar ahora en cómo haremos para afrontar estos desafíos. ¿Cómo deberían reaccionar los investigadores ante un significativo avance en la inteligencia artificial? Cuando todo ya se ha dicho y hecho, un sistema altamente inteligente podría usarse como un arma. Tratados internacionales prohíben al ciudadano corriente el desarrollo de dispositivos nucleares, pero construir una poderosa inteligencia en casa no tendría ningún problema legal porque la regulación de esta actividad puede ser prácticamente imposible. ¡Esperemos que el afortunado creador de la primera inteligencia genuinamente artificial no ambicione dominar el mundo!

Otro desafío es cómo lidiar con la verdad, pues esperamos que los ordenadores sean absolutamente objetivos. Si a un jefe de estado le dijesen frente a su pueblo que está equivocado y le preguntaran si está dispuesto a renunciar, ¿aceptaría? ¿O forzaremos los ordenadores para que adopten nuestras “verdades” contra “su” mejor juicio? En un mundo así, no necesitaríamos soluciones antivirus sino sicólogos puesto que el procesamiento compulsivo de información contradictoria sólo conduciría a una psicosis digital (recordemos la película “2001: Odisea en el espacio”).

Sentido común

El futuro encierra emocionantes oportunidades así como muchos peligros, y nuestras propias debilidades, especialmente, tendrán un rol importante. En la década de los 50, los científicos Peter Milner y James Olds experimentaron en ratas con electrodos implantados en los ”centros de placer” de sus cerebros; si a estos animales les hubiesen dado la oportunidad de autoestimularse apretando un botón, lo habrían hecho sin cesar hasta morir de agotamiento. En un planeta controlado por ordenadores no habría marcadores de entrada-salida, ni centros de trabajo. Todos serían libres para hacer realidad sus propios sueños y talentos. Dependiendo de la autodisciplina, podría surgir un mundo lleno de artistas, atletas y escritores o, por el contrario, un triste montón de vagos que pasen el día acostados en sus sofás.

Cuando me preguntan en entrevistas cómo podemos protegernos de la mejor manera contra las amenazas que circulan en Internet, siempre remarco, aparte de las soluciones técnicas, la importancia del sentido común. Y si el sentido común falla, ¡sólo nos queda esperar que al menos los ordenadores mantengan la calma!

Los mayores peligros y oportunidades en nuestro futuro digital

Tecnología

Utopía

Distopía

Singularidad Vivir en el paraíso, todos hacen lo que quieren, las máquinas se encargan del resto. La última guerra mundial podría haberla ganado un ordenador portátil que sólo “actuaba bajo órdenes” o que identificaba a toda la humanidad como un riesgo para la seguridad.
Infraestructuras inteligentes Flujos de tráfico, logística, todo está perfectamente coordinado, lo que preserva los recursos y el medioambiente. En caso de un ataque malicioso, las ciudades podrían quedar desabastecidas de alimentos, los ciudadanos podrían quedar rehenes en sus propias casas, y las puertas de las prisiones podrían abrirse.
Asistentes digitales Consejo personal general: nunca más olvidarás tus reuniones ni perderás tiempo con trámites burocráticos. La completa dependencia tecnológica y el consecuente riesgo asociado de vivir vidas heterónomas a causa de la información manipulada.
Robots médicos Cirugías más baratas, riesgos menores de mala praxis médica y diagnósticos equivocados, atención en hospitales sin filas de espera. Pérdida de valiosos conocimientos ya que la carrera médica será menos atractiva económicamente. Casos de muerte como resultado de sistemas hackeados.
Robots militares Las ventajas son obvias para quienes posean los robots más poderosos. Si, en caso de una guerra, no se teme por las bajas humanas en el propio bando, entonces el umbral para comenzar una guerra agresiva será menor.
Realidad aumentada Expandimos nuestras habilidades perceptivas y adquirimos nuevos conocimientos gracias a una continua alimentación sobre la vida. Pérdida total de la privacidad, dependencia de prótesis computarizadas a la larga.
Pagos in efectivo Comprar es más cómodo. Es imposible la evasión fiscal lo que hace que la carga tributaria sea equitativa y justa. Abandonar por completo los billetes y monedas significa que, en caso de un colapso informático, no quedaría ningún medio estandarizado de intercambio.
Ordenadores quantum Apertura de increíbles perspectivas, especialmente en el campo de la ciencia, por ejemplo, en la simulación de elementos químicos. Los ordenadores quantum podrían ser una seria amenaza para las tecnologías de codificación, como la RSA.

La versión original de este artículo (en idioma alemán) fue publicada el 10 de diciembre de 2012 en el libro “Vision 2030” (editorial GABAL).

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