La fiscalía de Massachusetts ha retirado los cargos contra un hombre acusado de posesión de pornografía infantil al descubrir que las imágenes ilegales encontradas en su ordenador no las había descargado él, sino los programas nocivos que lo ocupaban.
Michael Fiola había trabajado por siete años en el Departmento de Accidentes Industriales de Massachusetts (DIA) cuando le robaron su ordenador. En Noviembre de 2006, el DIA le regaló un ordenador portátil de segunda mano para sustituir el que había perdido.
Pero en marzo de 2007, el DIA despidió a Fiola tras descubrir un sinfín de fotos de pornografía infantil en su nuevo ordenador. La corte Municipal de Boston lo culpó de posesión de pornografía infantil en agosto de ese mismo año.
Sin embargo, Tami Loehrs, una reconocida experta en ordenadores, explicó que el ordenador de Fiola estaba infectado por una infinidad de virus y troyanos que descargaban las imágenes y visitaban los sitios ilegales de forma automática.
En un informe de 30 páginas, Loehrss aseguró que no había evidencia para culpar a Fiola, pues no habían indicios de que el acusado hubiera iniciado búsquedas inapropiadas o visto el material.
Loehrs, que estuvo analizando el ordenador por un mes, dijo que al encenderse, el ordenador iniciaba búsquedas en los navegadores, abría sitios web pornográficos, iniciaba programas de forma automática, etc.
Además, explicó que las imágenes estaban guardadas en el caché de los archivos temporales de Internet de su navegador, no escondidas entre sus documentos, como suelen hacer los verdaderos criminales.
El informe también indicó que el ordenador contenía un programa antivirus, pero no había descargado actualizaciones por varios meses. Además, el departamento de informática jamás le había hecho un mantenimiento.
Otros dos análisis conducidos por la fiscalía llegaron a la misma conclusión, por lo que retiraron los cargos contra Fiola.
Pero esto no es suficiente para Fiola, un hombre de 53 años que apenas sabe cómo conectarse a Internet.
Fiola ha decidido demandar al DIA por haber “destruido su vida”. Fiola asegura que este problema ha acabado con su reputación y la de su familia. Además de perder su trabajo, perdió la confianza de sus amigos, que se alejaron de él. “Nuestra vida se ha convertido en un infierno”, dijo.
“Esto puede pasarle a cualquiera que tenga un ordenador en el trabajo”, dijo el abogado de Fiola.
Malware que descarga pornografía infantil casi envía a prisión a un hombre inocente