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En un último intento desesperado para evitar su extradición a los Estados Unidos, el célebre hacker escocés Gary McKinnon ha decidido declararse culpable de haber cometido crímenes virtuales en Gran Bretaña.
McKinnon había tratado de evitar su extradición por otros medios, pero después de que los Lores rechazaran su apelación el año pasado, el hacker se ha visto obligado a tomar medidas más drásticas.
Por esta razón, el hombre de 42 años se declaró culpable de haber irrumpido en ordenadores estadounidenses, violando el Acta de Abuso de Ordenadores del Reino Unido.
De esta manera, el hacker intenta poner al mando de su caso a la justicia europea y alejarse lo más posible de la norteamericana.
“Gary no está tratando de evadir su castigo, lo único que quiere es ser juzgado en su propio país”, afirmó Janis Sharp, madre del acusado.
Aunque la fiscalía todavía no ha respondido a la última movida de los abogados de McKinnon, la familia del acusado espera que esto sea suficiente para mantener al escocés dentro de Europa.
Sharp dijo que esperaba que Keir Starmer, el nuevo director de la fiscalía, le diera la razón a su hijo. “[Starmer] ha escrito seis libros sobre derechos humanos, tengo fe en él, parece un buen hombre y es nuestra mayor esperanza”, dijo la Sra. Sharp.
En 2002, las autoridades británicas arrestaron a McKinnon por haber realizado lo que Estados Unidos describió como “la mayor intrusión a una red militar que se haya visto jamás”.
En su ataque, McKinnon ingresó sin autorización a ordenadores de equipos de las fuerzas armadas, navales y aéreas estadounidenses, así como en equipos de la Nasa y del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, causando pérdidas de cientos de miles de dólares y obteniendo acceso a información clasificada.
Aunque el hacker sostiene que sólo pretendía conseguir información sobre vida extraterrestre, las autoridades estadounidenses podrían juzgarlo por ciberterrorismo y pedir una condena de hasta 60 años en prisión.
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